Esta enfermedad se puede ver, de manera más frecuente de lo que imaginamos, en niños pequeños, provocando que tengan la cabeza con unas dimensiones más grandes de lo habitual para así poder abarcar todo este exceso de líquido sin que les perjudique de manera excesiva al funcionamiento o anatomía del sistema nervioso central. Se manifiesta de manera congénita, es decir, desde el nacimiento, lo que permite el diagnóstico precoz de esta patología a través de la resolución de imágenes ecográficas y con él, la aplicación de un temprano tratamiento mejorando así las condiciones de vida del futuro neonato.
Si ocurre de manera no congénita, provocada por un traumatismo, aparecen síntomas como vómitos, cefaleas, ya que el aumento del líquido cefalorraquídeo comprime ciertas estructuras del sistema nervioso aumentando la presión intracraneal y provocando sintomatología neurológica.
A parte de clasificar la hidrocefalia en una enfermedad que puede ser congénita o no, nos encontramos tres tipos de hidrocefalia según su causa:
HIDROCEFALIA COMUNICANTE: provocada por trastornos como infecciones del sistema nervioso central, algunas enfermedades del colágeno o como consecuencia de hemorragias que afectan a las condiciones fisiológicas normales del LCR. En estos casos, las membranas responsables de retirar el líquido de ese espacio, no son capaces de absorber el líquido, causando una acumulación provocando una dilatación de los sistemas reticulares donde debe de estar este líquido. Los síntomas refieren vómitos y mareos.
HIDROCEFALIA OBSTRUCTIVA: el sistema ventricular se ve separado del espacio subaracnoideo y normalmente se produce por un tumor o una malformación que impide la correcta circulación del líquido. Sintomatología: cuadro clínico de hipertensión intracraneal (cefaleas intensas, vómitos explosivos…)
HIDROCEFALIA A PRESIÓN NORMAL: en las personas mayores, hay alteraciones en las membranas responsables de la absorción del líquido. Se produce de manera muy gradual y deja rastro de pocos síntomas (son poco específicos: marcha magnética y nictura, acompañados de cambios mentales, alteraciones de la memoria…).
Es importante saber reconocer estos tres tipos de hidrocefalias porque dependiendo del diagnóstico, el tratamiento y el tipo de intervención que se escoge para el drenaje del líquido cefalorraquídeo, varía. Mayoritariamente se utilizará la llamada técnica de derivación ventriculoperitoneal pero actualmente existen otros métodos como la ventriculostomía del III ventrículo, más moderna y con mejores resultados, permitiendo en muchos casos que sea una intervención definitiva.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
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