La respuesta sexual humana (RSH) se define como aquellos cambios somáticos, viscerales y psíquicos que ocurren en respuesta a diferentes estímulos eróticos. Es un proceso complejo diferente en mujeres y en hombres, y donde están involucradas muchas estructuras nerviosas.
El comportamiento sexual es diferente en hombres y en mujeres. Mientras que en hombres se caracteriza más por un carácter decidido, invasivo y agresivo (relacionado con una estimulación de la amígdala tras la excitación del área preóptica media; de hecho, es más grande en hombres que en mujeres), en mujeres se caracteriza por un carácter más receptivo y por una posición de lordosis (relacionado con la estimulación del núcleo ventromedial).
La respuesta sexual también es ligeramente diferente (diferencias tanto físicas como psíquicas) en ambos sexos. De manera general, el centro del impulso sexual se encuentra en el hipotálamo y de aquí parten señales a la corteza cerebral (para adecuar la posición adecuada para la interacción sexual) y hacia el tronco cerebral (que llega a la médula para estimular los tejidos eréctiles del pene y de la vagina).
El contacto sexual estimula la corteza motora, produciendo los movimientos rítmicos adecuados. El núcleo dorsomedial produce la eyaculación y el área septal, entre otras regiones cerebrales, el orgasmo.
A continuación se explicará el funcionamiento, por separado y de forma simplificada, del proceso de respuesta sexual en hombres y mujeres, haciendo referencia a muchas y más significativas de las estructuras involucradas a nivel cerebral y de la causa que provocan.
1. RESPUESTA SEXUAL MASCULINA
Lo primero que ocurre en la estimulación sexual masculina es la erección (el grado depende de la estimulación física y psíquica). Los centros de erección se encuentran en tres áreas de la corteza del sistema límbico:
En proyecciones hipocampales al área septal, al tálamo y al hipotálamo.
En el circuito de Papez, relacionado con la respuesta emocional.
En el tálamo y en la región septal de la corteza frontal.
Desde estos centros, el impulso estimula la región sacra de la médula y desde aquí llega a las arterias de los cuerpos cavernosos del pene, provocando su vasodilatación. Las altas presiones en los vasos sanguíneos causa una distensión del tejido eréctil de los cuerpos cavernosos que aporta dureza y elongación al pene. Los mismos impulsos parasimpáticos que provocan la erección permiten la secreción de moco, por las glándulas de la uretra, que aporta lubricación durante la penetración.
Los centros de eyaculación (expulsión del semen) se localizan en el tálamo y sus proyecciones hacia el sistema límbico y la médula espinal. De aquí, el impulso estimula, a diferencia de la erección y secreción de moco (que dependía de una estimulación de la médula sacra y era de naturaleza parasimpática), la región cervical y lumbar, y es de naturaleza simpática.
Tras la eyaculación, los impulsos sexuales se dirigen hacia el cerebro y tiene lugar el orgasmo masculino (causado por una estimulación del troncoencéfalo, del cerebro medio o de la corteza límbica) y una intensa tensión muscular.
2. RESPUESTA SEXUAL FEMENINA
El deseo sexual en mujeres varía durante todo el mes debido a los cambios hormonales producidos durante el ciclo menstrual. El pico de hormonas se encuentra durante la ovulación, lo que se relaciona con un aumento del deseo sexual (sobre todo por el aumento en el nivel de estrógenos durante esta fase). Este deseo sexual también se ve influenciado por factores ambientales.
La estimulación de la porción sacra y lumbar de la médula (gracias a una estimulación física o psíquica), genera impulsos parasimpáticos que se dirigen al tejido eréctil de la vagina (localizado cerca de la entrada de la vagina, en dirección al clítoris) y se produce la dilatación de la arterias de estos tejidos, tensando el introito vaginal. Este impulso también produce la secreción de un fluido lubricante (del introito y de la vagina) por las glándulas de Bartolino.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS