Los TEA (trastorno del espectro autista) son trastornos caracterizados por una dificultad de interacción y comunicación social, déficits motores y sensoriales, y por la presencia de conductas repetitivas y restringidas (como el interés sobre aspectos sensoriales del entorno). Afecta a 1 de cada 100 niños, siendo 5 veces más prevalente en varones que en mujeres.
Están divididos en tres grados según el nivel de afectación:
Grado 1: necesita ayuda.
Grado 2: necesita ayuda notable.
Grado 3: necesita ayuda muy notable.
Existen diferentes TEA, cada uno con un grado de afectación y sus respectivas alteraciones cognitivas, ejecutivas y sociales:
Síndrome de Kanner: también conocido como autismo infantil, se caracteriza por problemas en la interacción social, el lenguaje verbal y el no verbal, por conductas y acciones repetitivas, y por falta de motivación,
Síndrome de Asperger: autismo leve (de grado 1) caracterizado por una falta de empatía, y una dificultad para comprender el lenguaje corporal y la información del entorno. El lenguaje como la situación intelectual tienen un desarrollo normal.
Síndrome de Rett: prevalente en mujeres, se manifiesta aproximadamente durante el segundo año de vida y se caracteriza por un deterioro cognitivo persistente y progresivo, y por retrasos en el lenguaje y en la coordinación de movimientos.
Trastorno de desintegración infantil: aparece tras 3-4 años de desarrollo cognitivo y social, primero con síntomas como ansiedad, hiperactividad, inquietud e irritabilidad; para después comenzar con una deficiencia progresiva en la interacción social, alteraciones en el lenguaje y habla, y pérdida de interés por objetos.
Trastorno generalizado del desarrollo no especificado: caracterizado por una dificultad en el comportamiento y en la interacción y comunicación social.
Además, los TEA suelen coexistir con otro tipo de trastornos, como TDAH, TCA…
SÍNTOMAS
Los síntomas de los TEA aparecen en los primeros años de vida aunque a veces no se manifiestan hasta que las capacidades del niño sean insuficientes respecto a la demandas del entorno. Los síntomas de las personas con autismo son:
A nivel intelectual:
Coeficiente intelectual normal junto con una memoria muy desarrollada pero poco funcional.
A nivel teórico conocen el lenguaje, pero existe una deficiencia a la hora de hablarlo. Además padecen de una dificultad para comprender frases hechas, ironías…
Poseen el rol de único hablante, por lo que no dejan intervenir al resto de personas involucradas en la conversación; y desvían la conversación a sus temas de interés.
A nivel de pensamiento y aprendizaje:
Presentan una dificultad en la percepción global, pero tienen la capacidad de fijarse más en los detalles.
Tienen un pensamiento visual: basado en imágenes, sin emociones.
Existe un déficit en las funciones ejecutivas y en el aprendizaje.
Problemas en habilidades sociales de interacción y comunicación.
No responde cuando llaman por su nombre.
No muestra ningún interés por el afecto (abrazos, caricias…).
Prefiere jugar solo.
Tienen una dificultad para comunicarse (tanto mediante lenguaje verbal como no verbal -no muestran ninguna expresión facial-) y no comprenden el lenguaje no verbal.
No suelen hacer contacto visual.
Tienen un desarrollo tardío del habla y no suelen hablar.
Habla con un ritmo anormal y pueden hablar con voz cantarina o robot.
No son capaces de iniciar una conversación ni mantenerla.
Repite palabras pero no sabe cómo usarlas.
Dificultad para comprender ciertas preguntas o indicaciones simples.
No expresa lo que siente y no es consciente de lo que sienten los demás.
Se comportan de forma pasiva, agresiva o provocativa.
A veces se enfocan en un objeto o persona, evadiéndose de la realidad.
No tienen empatía. Les cuesta comprender al resto de personas.
No se reconocen, es decir, a veces se nombran en tercera persona o por su nombre, en vez de en primera persona.
Dedican un tiempo excesivo en ciertos objetos o actividades con los que están obsesionados.
Tienen una necesidad por hacer siempre las cosas de la misma manera, lo que los hace muy vulnerables ante cualquier alteración en su rutina y entorno, y bloquea su capacidad de pensamiento creativo.
Presentan comportamientos y movimientos repetitivos (balancearse, aletear, girar…). Realizan movimientos extraños, exagerados y que le pueden hacer daño (como morderse o dar golpes con la cabeza). Además son torpes, caminan con las puntas de los pies y se muestran algo rígidos.
Se asombran con los detalles de los juguetes pero no comprenden el funcionamiento básico. Son muy sensibles a la luz, el sonido y al contacto físico; y muestran indiferencia al dolor o a la temperatura.
Tienen preferencias alimenticias, rechazando ciertas texturas o sabores.
Algunos pueden padecer de ansiedad, trastornos en el sueño, problemas gastrointestinales, retraso mental…
Algunos niños, a medida que crecen y maduran, pueden mejorar estas alteraciones en el comportamiento, conducta e interacción social, y llegar a llevar una vida normal. Sin embargo, en algunos casos no se mejora ninguna faceta.
A continuación les adjunto un vídeo donde se trata el autismo desde el punto de vista de un profesional y de una madre con un hijo con este trastorno. Es un vídeo muy interesante donde hablan de la realidad de esta neuropatología y de los retos que supone tener esta enfermedad. No solo eso, sino que también se mencionan los principales mitos sobre los TCA.